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Quiero veros las vergüenzas

  Qué difícil es escribir en estos tiempos convulsos algo que no suene populista, hiperrepetido o a sentimentalismo facilón. Echo mucho de menos las ideas propias. En días como los que vivimos, de encerrona obligada y hasta nuevo aviso, el pueblo se echa a las redes como de buena gana se hubiera echado a las calles y los comentarios de barra de bar proliferan en cada nuevo refresh de tu timeline o sucedáneos.

    Ojo, aquí otra comentarista de barra. Libertad de expresión siempre (y cuando respetes la del vecino: la solidaridad también era esto). Y el uno para todos, y todos contra la plaga me parece una actitud excepcional. De los valientes imbéciles que qué poquito deben importarse ellos mismos si tan poco les importa la sociedad y siguen haciendo lo que les place ya hablaremos otro rato.

    Lo que yo echo de menos es oír tu voz. Siento que vivimos en una vorágine de acceso a tal infinidad de ideas que creemos no necesitar las nuestras propias. Y ni nos molestamos en buscarlas, mucho menos en encontrarlas. Qué necesidad. Y no hablo de políticas, ni de ideologías, y las incluyo, porque me refiero a actitudes elementales, al germen de todo. A raíz de la histeria del papel higiénico, de entre todas las explicaciones posibles hubo una que me llamó especialmente la atención: alguien necesita papel higiénico, otro alguien también, el estante acaba por vaciarse, alguien ve el estante vacío y piensa “Ostras, lo han vaciado, ¡y yo no tengo! Si ellos lo necesitan, ¡yo también”, y así sucesivamente. El efecto dominó. Lo que hacen mis vecinos lo hago yo también.

  La verdad es que me fastidia. Me fastidia que nos tapemos las vergüenzas con el pensamiento general. Yo quiero veros las vergüenzas. Quiero ver ideas de personas, no personas con ideas. ¿Qué mayor muestra de respeto hacia uno mismo que la de considerar sus propios pensamientos, sentimientos, emociones u opiniones? Si al final, como las vergüenzas púbicas, todos tenemos algo, y la mayoría de las veces no es tan distinto.

    Hoy he leído uno de los mejores tuits, para mí, de la coronacrisis: el usuario @ADaimiel se plantea que estamos viviendo el mayor experimento social del último siglo, donde se ponen en cuestión nuestros modos de vida, relaciones interpersonales y necesidades varias. La vida se ha parado para algunos, algo insólito. Quizá podamos aprovechar y hacernos ciertos reajustes. Ojalá todos más desnudos mañana.

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