Cualquiera con vicios sabe que la dependencia no es una línea recta. Mis picos de fumadora compulsiva suelen coincidir con la quietud de la noche, la reflexión en miscelánea y una banda sonora cualquiera capaz de poner en armonía lo estruendoso de una tormenta interna. Suena Danza ritual del fuego (“ El amor brujo ”, de Falla). El sonido del oboe es delicioso, evocador, casi exótico. Confieso mi total desconocimiento en lo que a música clásica se refiere. A decir verdad, no sé nada sobre ningún tipo de música en concreto. Pero, ¿acaso es necesario aquí 'saber'? Si alguna virtud tiene la música, o mejor dicho, por destacar alguna entre sus otras muchas, es precisamente ese carecer de razón, de objetividad, de valoración pura y absoluta. La música tiene un poder personalísimo, y a la vez es sensación y emoción universal. Esa universalidad indulgente, que no juzga y no distingue. El que distingue ya eres tú, ella se prese...