Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2015

Cuando el pueblo habla.

    Si has llegado hasta aquí porque el título te ha removido cierta inquietud política, si es que no la tenías removida ya (los días de campaña electoral es lo que tienen, que remueven, a veces hasta la náusea) siento decepcionarte, pero no es eso lo que nos compete. La política sí, pero más bien su cometido: el pueblo llano, el local medio, el ciudadano de a pie.     Ya lo decía Horacio en sus Sátiras , “Populus me sibilat, at mihi plaudo ipse domi”, que para los que tenemos el latín como asignatura pendiente significa “el pueblo me silba, pero yo me aplaudo en casa”. Quizá el bueno de Horacio no era tan bueno y las pitadas populares eran bien merecidas, pero por todos es sabido que nadie está libre de pecado cuando de la mentalidad pueblerina y sus opiniones dictatoriales se trata. La mentalidad de pueblo es un objeto de estudio minucioso aparte, pero podemos resumirla en un compendio de tópicos y normas morales rancias, parciales, absurdas e inamovibles en...

A oídos sordos, palabras mudas.

 'Al buen entendedor pocas palabras le bastan'. 'A palabras necias, oídos sordos'. Siempre he sentido un aprecio especial por nuestro refranero. Aparte del arraigo consuetudinario, años y años de tradición no impiden que, aunque su uso vaya decayendo y sean a veces despreciados y sustituidos por nuevos emblemas mucho más progres y dospuntocero , aún permanezcan invariables y erguidos en un status de superioridad en las memorias que ríete tú de la macarena. Este defender castizo, con un tanto sabor a rancio para algunos, lo defiendo enseguida: si el refranero perdura es por su afinidad con el pensamiento común y atemporal; los refranes contienen claves tan esenciales que ni el transcurrir de las modas, de las generaciones, del devenir histórico, sociocultural y (por tanto) psicológico, han sido capaces de borrar sus huellas hasta llegar a hoy. Y me niego a pensar que sea por puro catetismo. Y me inclino a favor de las verdades universales. Esas que nos enseñan, o ...

Algo que decir

Después de casi un año de idas y venidas y excusas y sinrazones, aquí estoy. En este humilde rinconcito virtual donde me dispongo a no sé muy bien qué. Siempre creí que un lugar como éste sólo debía destinarse a quien tenía algo que decir. Algo importante, por supuesto. Y también creí que todo ese algo importante ya estaría dicho, porque total, todo el mundo sabe de todo, y no iba a venir una ahora a inventar el hilo negro. Pero no importa. No es mi intención deleitar con prosa fina ni enriquecerme el ego. Egoístamente, me cansé de hablarme a mi misma. Solidariamente, pretendo compartir sin obligaciones morales ni modales ni te-asiento-con-la-cabeza-pero-no-me-interesa-un-pepino. Un compartir sano, donde yo venga y me deje, y donde tu vengas, y si puede ser, te lleves. Y por supuesto puedas dejar. Todo se andará. A mí de momento con dejar me basta.