Si has llegado hasta aquí porque el título te ha removido cierta inquietud política, si es que no la tenías removida ya (los días de campaña electoral es lo que tienen, que remueven, a veces hasta la náusea) siento decepcionarte, pero no es eso lo que nos compete. La política sí, pero más bien su cometido: el pueblo llano, el local medio, el ciudadano de a pie. Ya lo decía Horacio en sus Sátiras , “Populus me sibilat, at mihi plaudo ipse domi”, que para los que tenemos el latín como asignatura pendiente significa “el pueblo me silba, pero yo me aplaudo en casa”. Quizá el bueno de Horacio no era tan bueno y las pitadas populares eran bien merecidas, pero por todos es sabido que nadie está libre de pecado cuando de la mentalidad pueblerina y sus opiniones dictatoriales se trata. La mentalidad de pueblo es un objeto de estudio minucioso aparte, pero podemos resumirla en un compendio de tópicos y normas morales rancias, parciales, absurdas e inamovibles en...